Hola, hermana Concepción:
Soy una pía discípula de Méjico. Hace poco tuvimos
un breve curso en el que se nos habló de la unidad de la plegaria eucarística y
de la conveniencia de no romper la postura de pie, puesto que somos hijos de
Dios. Aún así, me gustaría saber su opinión sobre cuál es la postura más
adecuada: si de pie o de rodillas. Me gustaría instruirme bien en las razones
de una u otra postura. ¿Dónde puedo encontrar información precisa? Gracias.
Hermana
Mª Belén - Méjico
Querida
Hermana:
Te saludo con
afecto, a ti y a las Hermanas de tu comunidad.
En cuanto a la pregunta que nos haces, ya ha aparecido probablemente más de una
vez en nuestra página web, y corresponde a una cuestión que se plantean bastantes
personas.
Puedes ver la norma de la ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO, en las primeras
páginas del misal de altar, al n. 21 en la edición actual - en la tercera
edición que aún no se ha publicado en español corresponde al n. 43. Se dice
que, ordinariamente se esté de rodillas durante la consagración, a no ser que
razones de salud, de estrechez de lugar u otras
razones que lo justifiquen avalen el que
no se pueda tomar esta postura.
Bastantes liturgistas sostienen que entre "las razones que justifican el
estar de pie" se puede dar precisamente la de la "unidad de la
plegaria eucarística", la actitud del oferente en el sacrificio, el evitar
ruidos innecesarios en el momento más importante de la misma Plegaria
eucarística, etc.
Ésta es la información que damos siempre cuando nos dirigen esta pregunta.
Sí te digo que
no podemos ser tajantes ni en una postura ni en la otra.
La norma es
clara. Los atenuantes son también claros. Y es también importante una cierta
uniformidad.
Naturalmente, sabes muy bien que más que la uniformidad es importante la
unidad, la comunión, el que nos pongamos de acuerdo, teniendo en cuenta los
varios elementos que he recordado. Así la comunidad optará por una línea de
unidad, de comunión, sin actitudes dogmáticas ni en un sentido ni en otro.
La verdadera
adoración, que se expresa actualmente en Occidente también con la
genuflexión y con la postura de rodillas, es la adoración "en el
Espíritu y en la Verdad", la adoración de la mente, del corazón en la
adhesión a la voluntad del Padre. Ésta es ciertamente la adoración que vivió
Jesús nuestro Maestro y que reactualizamos y revivimos en la Celebración
eucarística.
Un saludo
cordial.
Concepción