¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? (Jn 6,52)


"Si decís que el pan y el vino consagrados son verdadera carne y verdadera sangre, ¿entonces los católicos son antropófagos?".
¿Cómo contestamos a esta pregunta si alguien que fuera férreo protestante o ateo nos la planteara? Por favor, me gustaría que incluyeras fundamentos teológicos y bíblicos. Gracias.
  
Julio César Ribera López



Los católicos creemos como verdad de fe que Cristo Jesús está presente con su Cuerpo y Sangre en el Sacramento de la Eucaristía. 

La presencia real de Jesucristo en la Eucaristía ha sido definida por el Concilio de Trento: se trata de una presencia “verdadera, real, sustancial”.
Cuando creemos y afirmamos esta verdad, estamos muy lejos del “craso realismo o cafarnaitismo” (cf. Pacasio Radberto), así como del puro “imbolismo sacramental” casi se tratase de una presencia puramente “simbólica” (cf. Berengario de Tours).
Pero, puesto que en estas consultas de nuestra p. web nos movemos sobre todo en la vertiente litúrgica, más que en la dogmática – que, sin embargo, sigue estando siempre en la base junto con la Escritura - creo que es fundamental tener en cuenta, para la correcta comprensión de la liturgia y de la Eucaristía de manera especialísima, la dimensión de la sacramentalidad.
Decimos que la Eucaristía “es el sacramento del sacrificio de Cristo”, el “memorial” que lo renueva y actualiza, en el sacramento, es decir bajo las especies, los signos del pan y del vino, por la acción del Espíritu Santo y las palabras de la “consagración”. 
La sagrada eucaristía es, pues, “el Cuerpo de Cristo entregado”, su “Sangre derramada por todos los hombres para el perdón de los pecados”, bajo los signos sacramentales – “las especies” o “accidentes”, como decían los Escolásticos – del pan y del vino, sobre los que en la celebración eucarística el presbítero celebrante ha pronunciado el relato de la institución de la eucaristía y ha invocado la presencia operante del Espíritu Santo “para que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo nuestro Señor”. 

El “realismo” de la Eucaristía nada tiene que ver con la “antropofagia”. Cristo está realmente presente en el Misterio eucarístico, bajo el signo sensible del pan y del vino; es él quien “se entrega” por nosotros, en obediencia al Padre, él quien se  nos da en alimento y fuerza, quien permanece en nuestros sagrarios principalmente para comunión y viático de los enfermos y moribundos, y también para ser nuestro compañero de camino en la vida. 

El discurso sobre el Pan de vida que la Iglesia proclama precisamente en estos domingos del Tiempo ordinario (cf. Jn 6) habla con insistencia de “comer la carne”, “beber la sangre”, usando el lenguaje realístico – sacramental propio del evangelio según san Juan. Se puede leer con fruto un buen comentario a todo el cuarto evangelio, especialmente al capítulo 6. 

En la Eucaristía, comemos el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo; comulgamos en Cristo, en sus actitudes, para que Cristo Jesús tome posesión de nuestro ser, de nuestra vida, hasta que lleguemos a ir haciendo realidad en nosotros la afirmación de san Pablo: “Es Cristo quien vive en mí” (Ga 2, 20).
 
No creo que haya dificultad particular para hablar del tema con los hermanos protestantes: se van dando pasos muy buenos en la mutua aceptación de los diferentes puntos de vista sobre la teología eucarística, aunque no hayamos llegado a la “unidad” deseada por Cristo y por todas las Iglesias cristianas.
En cuanto al hermano “ateo”, hay que reconocer que antes de hablar de la Eucaristía, tenemos que poner las bases de la fe, don de Dios, sin la cual es imposible comprender los sacramentos de la Iglesia.
 
Testimonios bíblicos: los relatos de la institución de la Eucaristía en los Sinópticos, (Mt26, 26-28; Mc 14, 22-25; Lc 22, 17-20), en 1 Cor 11, 23-26 y en el c. 6 del evangelio de Juan.

Testimonios teológicos: Puesto que hicimos referencia especial a la clave “litúrgica”, se pueden ver con provecho, por ejemplo , entre otras, las voces “Eucaristía, Misterio, Memorial” en el Nuevo Diccionario de Liturgia. Ed. San Pablo
Y, para citar sólo un estudio reciente, entre los muchos que tratan sobre el Misterio eucarístico: J. Aldazábal, La Eucaristía, Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona 1999.