La Liturgia,
obra de Cristo, es también acción de su Iglesia.
Realiza y
manifiesta la Iglesia como signo visible de la comunión entre Dios y los
hombres por Cristo.
Introduce a
los fieles en la vida nueva de la comunidad.
Implica una
participación «consciente, activa y fructífera» de todos. (CEC 1071)